Se acabó. La tercera de las vueltas grandes ha llegado a su fin. Y ha estado divertida, curiosa, interesante, cargante en ocasiones, repetitiva... yo que sé. Pero ha sido diferente desde un inicio. Alberto Contador ha conseguido el triunfo en su regreso.
Estos tres se han repartido prácticamente todo (Foto EFE) |
La salida tenía lugar en Pamplona, y era toda una declaración de intenciones sobre lo que nos esperaba en esta Vuelta. Espectáculo para los espectadores y quizás no tanto para los ciclistas. Contrarreloj por equipos usando parte del recorrido de los Sanfermines y finalización en ¡la plaza de toros!. Pero bueno, porqué sorprenderse, ya acabaron una vez en el Bernabeu y los ciclistas deben de dar gracias de que La Vuelta no se dispute en Abril, porque a lo peor les organizaban una contrarreloj por parejas que acabase en el recinto ferial de Sevilla vestidos de faralaes.
Además de esta peculiar y tremendamente exitosa formula de apertura, donde el público abarrotó todo el recorrido (circunstancia que era imposible de ver en las pasadas ediciones) La Vuelta había programado unas siete etapas de recorrido llano, que se saldaron con cinco victorias de Degenkolb. Dos etapas con un final relativamente complicado, que vieron como Gilbert volvía a ganar desde su éxitoso año pasado. Una solitaria crono, y además con puerto trampa enmedio, que se llevo un inesperado Kessiakoff. Y ¡Diez finales en alto!. Pero ojo que estos finales en alto tenían trampa.
De estos finales en alto había cinco que se pueden encuadrar en ese nuevo tipo de ciclismo que tiene mucho de combinación con equilibrismo. Porcentajes imposibles, asfaltados y televisados para disfrute del personal. Claro del personal que lo vemos por la tele, no para los artistas que lo sufren. Especialmente impactante fue el Cuitu Negru (de nombre curioso y muy dado a los chistes) donde pudimos ver a profesionales hechos y derechos subir a cinco y seis km/h, otros andando y un par de ellos vomitando nada más pasar meta. Las cámaras por supuesto estaban allí para contarlo. Han sido un rotundo éxito de audiencia, tanto en la tele como a pie de carretera. Cuesta recordar una Vuelta en los tiempos modernos que reuniera tanta gente como lo ha hecho esta edición 2012. La mayoría del personal volvía a disfrutar viendo esos kilómetros finales, que además han sido los únicos que nos han enseñado.
Había tres etapas clásicas de montaña, con sus puertos de toda la vida y su final en alto donde poder exhibir la habilidad escaladora. Se recuperaba el final de Los Lagos, que tanta fama ha dado a esta carrera. Además estaban encadenadas, con lo que se hacía ver lo decisivo de las mismas.
Y había dos etapas con finales en alto, pero con puertos no de mucha entidad y en teoría menos llamadas a marcar diferencias. ¡Que ironía! Son estas dos etapas las que han marcado y decidido La Vuelta. Ezcaray con la maniobra de los abanicos, caída y posterior pérdida de tiempo de Valverde. Y Fuente Dé con el valiente ataque de Contador y la jugada táctica perfecta con el equipo, un ataque "a la antigua", que a la postre ha valido La Vuelta.
Así que una Vuelta que sobre el papel era desequilibrada en su recorrido, con poca contrarreloj, mucha montaña y muy técnica, y pocos kilómetros de recorrido se juntaba con unos aspirantes al triunfo que engancharon al espectador desde el primer momento. Y ese ha sido uno de los motivos del éxito de esta Vuelta. El "morbo" de ver la reaparición de Alberto Contador una vez cumplida su sanción por dopaje. El saber como estaría Valverde en otro intento de asalto a una grande. El ver como lo haría Joaquim Rodriguez en todos esos finales que le van como anillo al dedo ¡y además bonificados! (parecía que hubiese diseñado él las etapas). Y ver que hacía Mr. Froome sin Mr. Wiggins como jefe de filas.
Pues bien, el guión de esta Vuelta no se podía haber escrito con más suspense, ni con más acierto. Los tres españoles en un pañuelo para regocijo de la afición. Finales espectaculares donde un valiente Contador atacaba pero no podía, no era el mismo de otras ocasiones, le faltaba algo para rematar. Rodriguez que sí que remataba en "sus finales" apuntillando a sus rivales. Valverde que empezó La Vuelta como un turista (ganó en Arrate y dijo que él ya había cumplido y que iría día a día) se fue metiendo en carrera y nunca sabremos como habría acabado esta vuelta sin el minuto perdido en la caída de Valdezcaray. Cuando todo parecía decidido a favor de Rodriguez tras haberse disputado lo más complicado, con Valverde distanciado en tiempo y Contador incapaz de recuperar tiempo, llegó la etapa de Fuente Dé. Planificado o no, de estrategia o no, la carrera dió un vuelco con un valiente ataque de Contador en un puerto de segunda a 50 km de meta. Apoyado por un equipo fabuloso en esa etapa y de un amigo por el camino (Tiralongo correrá el año que viene en Saxo) dió un vuelco a la general. Valverde también se aprovechó del mal día de Rodriguez (y de todo su equipo) y se colocó segundo. Fantástico día de ciclismo para dos, para olvidar para uno.
Con todo prácticamente decidido se llegó a la dura etapa de la sierra madrileña con la guinda de la Bola del Mundo. Aquí se volvió a ver que Joaquim Rodriguez tuvo un único día malo que le costó La Vuelta en beneficio de Contador.
Resumiendo...
Que Contador no fue el más fuerte de La Vuelta, pero sí el más valiente, y su insistencia le dió resultado y el triunfo final cuando se encontró con un mal día de su principal rival.
Que Rodriguez y Valverde son dos de los mejores del mundo en esto de los finales en cuestas durísimas y explosivas.
Que si estas disputando una general, te lían un abanico y te caes, hay que levantarse muy deprisa. Nada de mirarse como me queda el culote y si voy muy manchado. Posiblemente lo lamentes luego Valverde.
Que Froome acusó el cansancio del Tour, que se le hizo larga, pero le encantó La Vuelta y acabó en un meritorio cuarto lugar. Otro en su lugar quizá hubiera hecho las maletas para descansar para el año que viene. Especial mención a su "momentazo ataque" en Ancares, donde paso de ir descolgado a atacar y a volverse a descolgar en menos de 300 metros.
Que Degenkolb es un buen sprinter, que aprovecha las oportunidades y que dando semejantes pisotones a las bicis se puede avanzar mucho sin romperlas.
Que el hermano gemelo de Gilbert, el bueno, el que corrió en 2011, ha vuelto. Veremos en Lombardía y en el Mundial (con final en cuesta) que pasa.
Que Movistar, herencia del Reynolds de los 80, ganase en la plaza de toros de su casa fue un momentazo. "La plaza abarrotá se venía abajo oiga".
Que la etapa final "intrascendente de paseo hasta Madrid" cuenta para las clasificaciones. Y que hasta el rabo todo es toro. Que se lo digan a Rodriguez que perdió en La Castellana dos maillots en favor de Valverde. Parece que el murciano tenía alguna cuenta pendiente desde Valdezcaray. Y perder dos maillots que has recogido prácticamente todos los días salvo en el podium final en Madrid, bueno, eso... eso sí que es "que te metan un purito".
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