El Blog de Zaragoza Racing se presenta como punto de reunión de un grupo de amigos, unidos por una afición común: el ciclismo

domingo, 12 de septiembre de 2010

EL AUBISQUE

Se suele argumentar que el carnet ciclista se otorga una vez se ha subido el Tourmalet. No faltan razones para creer en ello. Pero ha de añadirse que el carnet no se puede utilizar hasta que no se han subido tanto el citado Tourmalet, como el  bello Aubisque.
El mítico Aubisque esta lleno de "tesoros". No vamos a contar todos; simplemente 3 ejemplos.
Primer "tesoro". En su cima, se ha erigido una estatua en honor de LUCIEN BUYSSE. ¿Que quien fue Lucien?.






¿El de la gorra Livestrong?. No. ¿El de la gorra de la derecha con máquina de fotos?. Tampoco. El del medio. Nacido en Wontergem, Buysse se convirtió en ciclista profesional en 1914, año en el que participó por primera vez en el Tour de Francia aunque no llegó a finalizarlo. Tras la Primera Guerra Mundial volvió a participar en la edición de 1919 del Tour y de nuevo no consiguió finalizarlo. Un año más tarde, en 1920, finalizó tercero en la clásica París-Roubaix y en 1923 finalizó su primer Tour de Francia acabando en la octava posición. En las ediciones de 1924 y 1925 de la ronda francesa tuvo dos destacadas actuaciones finalizando en tercer y segundo lugar respectivamente.



Buysse se proclamó vencedor del tour más largo de la historia con 5745 km recorridos en 17 etapas. El ciclista belga logró el liderato de la prueba en la etapa 10 tras un ataque bajo una gran tormenta en los pirineos franceses y lo mantuvo hasta la etapa final de París.
En total, el ciclista ganó un total de 5 etapas del Tour durante su carrera: 1 en 1923, 2 en 1925 y 2 en 1926.

el carrerista

parece la bajada de Jaulín.

Segundo "tesoro". Años 50, un cilclista: Wim Van Est.  Nacido en 1923, comenzó su carrera profesional con 23 años, demostrando pronto su capacidad en el llano, sobretodo tras moto, así como una interesante punta de velocidad en sprints reducidos. Era un luchador, un corredor valiente y en crecimiento, que llegaría a ser 8º en un Tour, pero que nunca pasaría la montaña en condiciones y que debía conseguir en el llano toda la renta que pudiese. En 1951 no había renta que sacar, simplemente era un ciclista que siempre daba guerra en el llano, que trabajaba incansablemente y que tenía libertad en la selección holandesa. Ese Tour, llamado a la historia por Hugo Koblet, el pedaleur de charme, tenía preparado para él también su gramito de fama, de tragedia y de éxito. Éste último le llegó primero, consiguiendo el mayor hito en su carrera: etapa del Tour de Francia, venciendo en el sprint de un grupo de 10 corredores a Louis Caput, que le intentó cerrrar. El espíritu de pistard de Wim se impuso, y con una buena acción pudo conseguir el hueco necesario para vencer. Además de la etapa, el premio era doble, ya que tras sacar 18 minutos al pelotón, se ponía líder de la prueba, a la espera del primer contacto con los pirineos, en una etapa de 201 kilómetros que tenía tan sólo la dificultad del Aubisque. Esa noche, la fiesta no fue muy grande, ya que había que descansar para intentar aguantar el preciado maillot que acababa de lograr. Al día siguiente, bien descansado y con mucha ilusión, se vistió de amarillo, se subió a la bicicleta y comenzó la etapa con muchas ganas de conseguir quedarse con la bonita prenda que ostentaba. En las estribaciones del Aubisque se escapa un grupo poco peligroso, que acabará jugándose la victoria en el sprint de Tarbes, siendo descalificado el ganador, Raphaël Geminiani por ser empujado por uno de sus compañeros de equipo, siendo Serafino Biagioni el ganador final de la etapa. Ese movimiento de ciclistas no descenstra al líder, que comienza el puerto con el grupo de favoritos. Sin embargo, éstos no quieren que sea ésta una etapa de paseo, y comienzan las hostilidades en el puerto, a cargo de los gallos como Coppi o Bartali, que ponen a prueba al hombre más fuerte, Koblet, y al mejor llaneador Stan Ockers. Van Est pierde la rueda de los gallos, y otras más de las que se queda irremediablemente.Llega a la cima con más de 3 minutos perdidos, y con una rueda pinchada que debe cambiar arriba. Nada más reparar su bicicleta, se encuentra con Fiorenzo Magni, uno de los mejores bajadores del pelotón, que ha cimentado en esa característica, entre otras, la victoria en el Giro de Italia en 1948 y ese mismo año, no siendo ni mucho menos un escalador. Se pega a su rueda, pero olvida una de las máximas más meridianas del ciclismo: Quién sube mal y llega agotado a la cima, no baja en buenas condiciones. Magni, un super-especialista en subir agarrado de gregarios los puertos y de dosificar fuerzas, se lanza a por todas en el peligroso descenso. En una horquilla a la izquierda Van Est intenta trazar igual que el italiano, pierde el equilibrio y se cae. Sin heridas importantes recoge su bicicleta, aparentemente poco dañada e intenta seguir el ritmo del italiano, que ve ya demasiado lejos. Tan justo toma las curvas, que su rueda trasera sufre un pinchazo de la cantidad de gravilla y restos que hay en las cunetas, y en una curva cerrada sin quitamiedos, muy cerca de los españoles Fran Massip y Dalmacio Langarica, que llegaría a ser seleccionador nacional, en vez de tomarla sale recto hacia el precipicio. Massip ahoga un grito tremendo.
"Fue visto y no visto. Llegó a la curva y siguió recto hacia el precipicio, pedaleando todavía en el vacío". Palabras de Dalmacio, que lo vio con horror desde unos pocos metros de distancia. El precipicio tenía más de 70 metros de altura, era una caída mortal de necesidad. Los coches que venían detrás se pararon para intentar buscarle, junto a los propios ciclistas españoles y otros que acaban de ver la tragedia. Además había caído en una oscura grieta. Todos se temían lo peor. "¡Van Est, Van Est!" le gritan a esa mahca amarilla. De repente, oyeron unos gemidos y lamentos en el fondo del agujero, se movía. Wim Van Est daba signos de estar vivo, y consciente. Como él explicaría más tarde: "Al sentirme en el vacío dí una patada a la bicicleta para alejarla, y así tener las manos libres para taparme la cabeza. En el momento de la caída tuve la suerte de que topé con unos cuantos árboles jóvenes que me frenaron un poco, y en el agujero donde caí (ver fotografía) había arbustos y hierbas altas". Los masajistas de la selección, con ayuda de otros compañeros, hicieron una cuerda improvisada con tubulares, y le sacaron. Podía incluso mantenerse él sólo, intenta proseguir la carrera, pero no le dejan. Increíblemente, ha salvado una caída al vacío de más de 70 metros, sin más ayuda que la vegetación, y la suerte.Por unos días, el protagonismo de Koblet, de sus luchas con Gem, con Lucien Lazarides o con Gino Bartali pasan a un segundo plano. El protagonista es Wim Van Est, que había sido el primer maillot amarillo holandés de la historia y que se convertía en la atracción de la prueba, con unos pocos rasguños, golpes y hematomas tras una caída horrorosa. La diosa Fortuna estaba de su parte. Siguió corriendo, venciendo en dos Vueltas a Holanda, y siendo campeón de su país en otras dos ocasiones. Se dedicó a ganar dinero incluso en publicidad, como en el mítico anuncio de relojes Pontiac. El eslógan decía "He caído a 70 metos de profundidad, mi corazón dejó de latir, pero mi Pontiac siguió funcionando".

después de la leche, con la cuerda

el ciclista y la placa de recuerdo
Y un tercer "tesoro", de los muchos que hay, pero que para mi es especial. Hace unos días, nuestro pequeño socio del Zaragoza Racing Team, Quique, de 11 años, ha culminado su primera ascensión. Hay van unas fotos...... ¡Que bella cima!.






el inicio.
lo duro

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tras la rampa del 13 %
viseras
antes de las viseras




pasado gourette
hotel de cretes
2 últimos kilómetros
último kilómetro
sprint final: atacando a un Francés.
en la cima: éxito del Zaragoza Racing Team

escalador en estado puro



6 comentarios:

Patricia dijo...

Tienes un campeon en casa!!
Con once años y subiendo el Aubisque...
A mi hermano con esa edad lo sacaba mi padre por la carretera Valencia y se quedaba en el alto desde donde se ve Muel abajo y le decia, un día bajaremos a Muel.

Unknown dijo...

Buena planta la del pequeño, si señor

José Manuel dijo...

GRANDE GRANDE GRANDE Quique. Como bien ha dicho mi tata, yo a tu edad me conformaba con ver Muel en la lejanía. Nada que ver con la gesta que te has marcado amiguito.

Sigue así CAMPEON. Ah! un detallazo sprintar al francés para ponerlo en su sitio. Haciendo patria.

Anónimo dijo...

Hey, I am checking this blog using the phone and this appears to be kind of odd. Thought you'd wish to know. This is a great write-up nevertheless, did not mess that up.

- David

José Manuel dijo...

Hi David. Perhaps it´s a kind of odd, but it´s only a group of guys doing that they love: Riding bikes and enjoying the life.
Keep reading us and keep riding bikes. :-)

Anónimo dijo...

what I was looking for, thanks