Paris Roubaix 2013. Crónica de una victoria anunciada. Cancellara se llevó el "Infierno del Norte". Esta edición estuvo marcada por el sol, polvo en los caminos, viento de espaldas durante todo el recorrido y una alta velocidad media, 44,26 km/h en 254 km de recorrido. No es poca cosa la verdad, aunque faltara la lluvia y las imágenes de barro que hace años ya no tenemos.
Este ataque de Cancellara a Vanmarcke fue precioso. Si dura diez metros más estoy seguro que el belga hubiera explotado. Las caras lo dicen todo. |
Sin Boonen, el anterior vencedor, y sin Sagan en la línea de salida, el máximo favorito era Fabian Cancellara. Y el suizo no defraudó. Pareció el final de una historia ya escrita de antemano, y mucha gente dirá que se cumplió el pronostico y que el suizo uso su fuerza bruta para imponerse por tercera vez en la clásica del norte por excelencia.
En mi opinión sin embargo no fue tan fácil, y el mérito de esta victoria hay que verlo en como se supo manejar el suizo, más inteligente que bruto en esta ocasión, a lo largo de la carrera. Sobre todo en su parte final. ¿Porqué digo esto?:
1. Todo el pelotón corrió contra Cancellara. Ser el máximo favorito y con superioridad no le ayudó mucho.
2. En el tramo previo a Carrefour de´l Arbre, uno de los más duros y definitivos, Cancellara iba ¡en un tercer grupo! y sin nadie que le ayudara. Por delante iban dos grupos con gente muy buena y con experiencia en Roubaix. Parecía que la carrera se le ponía muy complicada.
3. No tiró la toalla en esa situación y sorprendiendo al personal atacó en un tramo de asfalto, donde nadie esperaba al suizo, para meterse en el grupo de cabeza. Supo jugar tacticamente y no dió pistas a los rivales.
4. Una vez en cabeza respiró y esperó al siguiente tramo duro para ir soltando al pesonal y quedarse sólo con Vanmarcke.
5. Intentó soltar a Vanmarcke una sola vez, y cuando vio que no podía se limitó a esperar al velódromo y gastar todo su potencial en el sprint, que muy inteligentemente dejó lanzar al belga para superarle en los metros finales.
Además de lo bien que en mi opinión corrió Cancellara, se vieron varias cosas en esta edición de la Paris Roubaix:
1. Flecha es un habitual en el top ten de Roubaix pero parece que sigue corriendo a hacer puesto en lugar de a ganar. Este año le preparó a Cancellara unos ataques previos muy buenos que dejaron a todos temblando. Muy bien el catalán si llevara la ropa de Radio Shack, pero no la lleva y cuando el suizo hizo su movimiento Flecha había gastado sus fuerzas. Otra vez.
2. Vanmarcke parece un desconocido, pero no lo es. Es muy rápido, el año pasado ganó en un mano a mano al mismísimo Tom Boonen. Además es muy valiente. Sólo hay que fijarse como en uno de los tramos más duros ataca Cancellara, él responde y no sólo eso, cambia al lado contrario de camino y sobrepasa a Cancellara enseñándole que no está muerto ni mucho menos. A partir de esa demostración el suizo cada vez que relevaba miraba la cara del belga a ver como iba.
3. Cancellara no es lento ni mucho menos. Aunque Vanmarcke quizá se precipitase en un sprint de bastante lejos, el suizo ha demostrado en este tipo de carreras que no es cojo en los sprints. Véase el mundial de 2011 donde hizo cuarto detrás de Cavendish, Goss y Greipel. Y fue por poco.
4. El Omega-Quick Step tenía cuatro muy buenos corredores y en forma para esta carrera, pero no funcionaron como equipo. Me hubiera gustado saber que pasaba con el checo Stybar si no tiene el percance con el pedal después de haber impactado contra un espectador.
5. Llegar al velódromo de Roubaix tiene que ser mágico. Todo el mundo sprinta en esa línea de meta. Da igual el grupo en el que llegues. Degenkolb esprintó para ganar su grupo y conseguir el puesto 28, y José Joaquín Rojas esprintó para ganar el suyo y conseguir el puesto 59. Batió en un emocionantísimo sprint al fichaje griego del Euskaltel. Ver para creer.
La 111 edición del Infierno del Norte ha acabado. Nos toca esperar un año sin adoquines para la siguiente.
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